Pole del héroe local ante 70.000 fans con 38 milésimas sobre Hamilton. Sainz sale sexto y Alonso, noveno. Checo, 16º por caer en la Q1.
Los accesos de Zandvoort huelen a concierto de rock. Son 70.000 aficionados, rugen como medio millón, consumen bastsante más cerveza que agua pero todos viajan en bicicleta o con el bonotrén. El circuito está rodeado de dunas protegidas y los accesos son más estrechos que algunas de sus curvas, pero ni así se atasca, porque los holandeses son muy organizados. Sólo pierden la compostura cuando ven llegar por el asfalto al Red Bull, marcando récords en todos los parciales, entonces celebran cada curva como si fuera el gol decisivo de la final del Mundial. Encima Mad Max ha venido en plan estrella, lo sabe: firmó este sábado una de las poles más emocionantes de la temporada y llega sobrado a la carrera (15:00 horas CET, Dazn F1).
Verstappen arrasó, no lideró todas las sesiones porque le sobró el segundo intento en la Q1, aunque no corre solo. Hamilton voló bajo la bandera a cuadros y se inventó una vuelta genial que le dejó a sólo 38 milésimas del RB16B. El inglés no cede bajo la presión de esta olla que es Holanda (las tribunas rodean el paddock, es imposible aislarse del ambiente). Saldrá segundo con Mercedes, justo por delante de su compañero, Bottas. Ambos van en busca de un Maracanazo improbable: en este circuito es fundamental la posición en parrilla porque estos coches, tan rápidos, grandes y pesados, no pueden adelantarle bailando entre curvas tan peligrosas.
El ‘mejor del resto’ fue Gasly, que siempre, siempre cumple. Plantó cuarto al Alpha Tauri y es el principal candidato al podio si delante sucede algo raro. Le perseguirán los Ferrari, Leclerc logró una vuelta diez milésimas más rápida que Sainz. ¿Y dónde estaban esas milésimas? En el muro: Carlos se estrelló en los Libres 3 y los mecánicos debieron reparar a toda prisa el SF21 (no hubo que sustituir la caja de cambios) y confiar en un set-up exprés. Al madrileño no le faltó confianza, pero es de suponer que si su sábado hubiera ido de otra manera, las décimas que acercaban a Ferrari al podio hace unas horas no habrían desaparecido de golpe.
Alonso, noveno con el Alpine
Alpine no se vino abajo, pero se coló un brillante Giovinazzi con el Alfa Romeo delante de Ocon y Alonso. El asturiano tuvo un susto en la Q1, debió verse cerca de los muros, aunque estuvo en el top-8 durante prácticamente toda la clasificagtoria. Saldrá noveno, delante de Ricciardo.
No hubo peligro de eliminación para los españoles en Q2 porque la sesión terminó de forma súbita con dos accidentes, y sus consiguientes banderas rojas, provocados por los Williams. Primero Russell, que perdió el coche y golpeó la parte trasera con las protecciones. Y luego Latifi, quien chocó con mayor violencia porque trazó mal la curva ocho (por evitar a Hamilton tocó la hierba, sin culpa del inglés). No se reanudó porque quedaban menos de dos minutos y había trabajo por hacer para reparar los elementos de seguridad y eso eliminó de golpe, entre otros, a un Lando Norris falto de ritmo. El tercer clasificado del Mundial sale 13º con el McLaren.
En la parrilla más competitiva del planeta estará Kubica. Acudió al circuito como reserva de Alfa Romeo y el positivo por COVID-19 de Kimi Raikkonen comunicado el sábado por la mañana le obligó a ponerse el mono y debutar oficialmente en Zandvoort (y, muy posiblemente, repetir en Monza la semana que viene). Con una hora de entrenamiento, el polaco de 36 años clasificó el coche por delante de los dos Haas y sale justo detrás de los dos ilustres damnificados de la Q1, Checo Pérez y Sebastian Vettel, sin intento final por una pésima gestión del tráfico. Por si faltaban alicientes, se suma a la fiesta uno de los mejores pilotos de su generación.
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